17 DIas de conspiracion doc




D韆s de conspiracion.doc




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XVII
 
D虯S
DE CONSPIRACI脫N
 
 
 
 
 
 
    El humo de la
fogata irrit贸 nuestros ojos pero dispers贸 eficazmente a las polillas. La bella
cascada que divisaba desde el altillo natural donde nos encontr醔amos se perdi贸
en la oscuridad. La noche lleg贸 m醩 pronto de lo esperado. S贸lo nos iluminaban
las luci閞nagas gigantes y el chorro de luz amarilla de una linterna de bolsillo
recostada sobre la mesa. Durante nuestra conversaci贸n se desgaj贸 un aguacero
como un baldado de agua derramado desde el cielo de la selva. Guardamos nuestros
documentos en los morrales y corrimos por la trocha enfangada a escampar en la
choza central del campamento. Un bombillo alumbraba una extensa mesa de madera
donde hablamos s贸lo unos minutos m醩, porque a Casta艅o lo venc韆 el sue艅o.
Pronto decidi贸 irse a dormir a su carpa. Yo me qued escuchando las historias de
guerra de los patrulleros, en medio de un fr韔 intenso. A la una de la ma艅ana
llov韆 igual. Decid descansar y un guardia me acompa艅贸 hasta mi carpa, vecina a
la de Casta艅o.
     Puede dejar las botas
frente a la carpa pues el toldo que la protege evita que se mojen me dijo el
guardia.
     Le agradec la
sugerencia y permanec solo ante la malla trasparente de la entrada. El 艣nico
orificio libre para halar la cremallera y entrar era el que dejaba el cable del
bombillo que alumbraba el interior de la carpa. En mis momentos de insomnio
escuchaba el fragoso golpe de la lluvia sobre el toldo que proteg韆 la carpa. Me
impresionaba el estruendo de los truenos en la selva, distinto a los que
escuchaba en la ciudad, el campo o el mar. El eco era largo e interminable
encaden醤dose un ruido pavoroso.
     A艣n no eran las seis de
la ma艅ana. Abr la cremallera de mi carpa y al pasar por el frente Carlos
Casta艅o pregunt贸:
     Buenos d韆s, 偶Madrug贸?
Luego me invit贸 a ba艅arme en la cascada.
Sal en
pantaloneta y sin camisa, con un malet韓 de aseo, con mis botas puestas y una
toalla al hombro. El clima era extra艅o, una mezcla de fr韔 y humedad.
     Dej mis botas en un
arbusto cercano a 揕a Cristalina", como llamaba Casta艅o el sitio que comprend韆
una peque艅a playa de piedras diminutas similares a suave arena de mar. El agua
pura y menos fr韆 que la temperatura ambiente invitaba a nadar en ella. Nad
hacia Casta艅o que ten韆 espuma blanca por todo el cuerpo. Me pas贸 la pasta de
jab贸n, se sumergi贸 para enjuagarse y luego me dijo:
     Anoche le algunas
p醙inas del libro que me regal贸. En la extensa entrevista al ex candidato
presidencial 羖varo G贸mez Hurtado distingu su faceta humana y familiar que no
conoc韆 bien. Pens en contarle lo que conozco sobre su asesinato, pero me
arrepent. Primero, no tuve nada que ver, y segundo, la verdad ya la conocen los
afectados.
     Por una extra艅a raz贸n,
entre ellos y los victimarios parece que se hubiese pactado un armisticio sordo
y rencoroso. El crimen del l韉er conservador fue perpetrado por un sector del
narcotr醘ico y uno del Estado.
     Por eso dudo si deba
ser yo el que revele la verdad sobre el responsable de la muerte del doctor
G贸mez, sobre todo cuando la gente del poder en Colombia ha preferido guardar
silencio. Lo que s permanece claro para m es que han tratado de torcer la
verdad de manera insistente.
     Hablo de este caso,
porque en la investigaci贸n del crimen sospecharon de m, cuando 艣nicamente he
admirado a ese hombre. Por eso le cuento que un d韆 me visit贸 el narcotraficante
Orlando Henao Montoya acompa艅ado de su lugarteniente y otro narco m醩. Henao me
dijo: 揤engo en nombre de un importante grupo de personajes colombianos y
queremos ofrecerle un mill贸n de d贸lares por asesinar a 羖varo G贸mez Hurtado o al
ex fiscal Alfonso Valdivieso Sarmiento".
     Ellos pod韆n hacerlo
solos pero me quer韆n involucrar en el magnicidio. Nunca cre que pretend韆n
hacerlo realmente, entend que su intenci贸n era enviar conmigo una advertencia
velada a quienes ellos ve韆n como un riesgo para el Gobierno Samper. Es algo
como hablarle a Bol韛ar para que escuche Santander. Esto lo percib sobre todo
en el consejero de Orlando Henao y su lugarteniente, que no ten韆 limites, su
irracionalidad era tal que advert韆, mataba y endilgaba. As Orlando Henao
Montoya tuvo el poder sobre los narcos durante a艅os. Fue el capo de capos.
     A la propuesta no di mi
negativa de inmediato; ante esa gente uno no puede rehusarse al instante.
Gan醨melos de enemigos abr韆 sido f醕il. Le contest as: 揘o puedo actuar de
manera independiente y me debo a una organizaci贸n. Adem醩 el doctor 羖varo
G贸mez, para m y ante la memoria de mi padre, merece respeto.
     Les di las razones que
me imposibilitaban ser parte de esa operaci贸n y logr evadir la propuesta.
     Carlos Casta艅o call贸
por varios segundos y se sumergi贸 de nuevo en la piscina natural. Nad贸 hasta
atravesar la cortina trasparente que forma el agua al precipitarse por la
cascada. Lo segu, ubic醤donos detr醩 del chorro, y retom贸 la palabra
explic醤dome que la investigaci贸n sufri贸 una desviaci贸n:
     El proceso por la
muerte 羖varo G贸mez Hurtado fue manipulado y puedo asegurarlo porque en la
reuni贸n donde se discuti贸 el tema se encontraba presente un hombre de mi
confianza. En otra reuni贸n tambi閚 se habl贸 de lo mismo. Ese segundo encuentro
se dio en la casa de un magistrado del Consejo de Estado; asisti贸 un alt韘imo
funcionario de la Fiscal韆 General de la Naci贸n y estuvo presente el
narcotraficante Orlando Henao Montoya, quien ten韆 fuertes intereses en el caso.
Adem醩, en aquella reuni贸n se comenz贸 a pactar entre el alto funcionario de la
Fiscal韆 General de la Naci贸n y Orlando Henao su detenci贸n y el tiempo que
permanecer韆 en la c醨cel".
     Sin duda alguna,
Orlando Henao Montoya fue el hombre m醩 rico y poderoso de la historia del
narcotr醘ico en Colombia, superior a los Rodr韌uez Orejuela y a Pablo Escobar.
Lo digo yo que los conoc a todos. Los hermanos Rodr韌uez Orejuela se refirieron
a 閘 como 臋El Hombre del Overol艂. Luego la prensa le atribuy贸 este remoquete a
otro narcotraficante del mont贸n por razones que desconozco. 蒷 estuvo detr醩 del
intento de plagio al abogado Cancino, defensor del presidente Samper. secuestr贸
al hermano del ex presidente C閟ar Gaviria, Juan Carlos Gaviria. Cre贸 el grupo
JEGA y puso de figur贸n al famoso 臋Bochica艂, su supuesto comandante. De ah
surgi贸 el torvo panorama del gobierno de Ernesto Samper, del cual tengo algo m醩
que decir. El ex presidente puede ser un hombre c韓ico pero no tiene la maldad
como para conocer y autorizar los m閠odos despreciables utilizados por aquellos
preocupados en impedir su ca韉a de la Presidencia de Colombia. Despreci a Henao
por su actitud caracter韘tica de disparar a la derecha y a la izquierda con la
intenci贸n de prender conflictos. Creo que uno debe tener principios y una
actitud definida hasta para ser bandido. Henao siempre se escondi贸 en guerras de
terceros. Adem醩 figuraron uno o dos despistados con poder de corrupci贸n,
intimidaci贸n y ejecuci贸n militar, cuya tarea consist韆 en defender al presidente
Ernesto Samper, sin pedirlo 閘 y tal vez sin saberlo siquiera.
     Interrump a Casta艅o y
record la misteriosa reuni贸n en el apartamento del miembro del Consejo de
Estado. Le pregunt insistentemente su nombre y el del otro asistente a la
reuni贸n pero no quiso revelarlo. Entonces le pregunt:
     偶Qu hac韆 un hombre
cercano a usted en esa reuni贸n?
     Orlando Henao le hizo
fant醩ticas promesas al hombre de mi confianza que estuvo temporalmente en sus
manos. Tambi閚 le propuso el oro y el moro a los hombres de mayor m閞ito en las
Autodefensas, con el prop贸sito de obtener favores con otras personas usando mi
nombre y el de mi organizaci贸n, sin yo saberlo. Este narco trat贸 de comprar las
AUC. Se acerc贸 a varios de mis hombres y amigos a quienes les hice ver que al
lado de los narcos lo 艣nico seguro es la traici贸n, que conduce a la muerte o a
la c醨cel. Tiempo despu閟 este narcotraficante fue ejecutado en la c醨cel
Modelo, en Bogot.
     偶Con lo que usted
revela sin duda le env韆 un dardo a ese alto funcionario de la Fiscal韆 General
de la Naci贸n. Por qu oculta el nombre de 閟te, el magistrado y su amigo,
part韈ipes de la misteriosa reuni贸n?
No vale la
pena hacerles da艅o a esas personas que solo estaban all por su propia
pusilanimidad. Respecto al funcionario de la Fiscal韆, he sido sensato en esta
denuncia; pude haberlo hecho abiertamente contra 閘 y todo su grupo de la
infamia. S贸lo he prometido decir la verdad hasta d贸nde creo debo hacerlo. Por
ahora no lo har, pues no le quiero hacer tanto da艅o al pa韘. Voy adicionar a lo
dicho que fueron varios los encuentros secretos. En una de esas reuniones estuvo
presente uno de los m醩 importantes dirigentes deportivos del f艣tbol como
mediador. En dos ocasiones Orlando Henao Montoya visit贸 el despacho de aquel
alto funcionario de la Fiscal韆 General de la Naci贸n; all acordaron los cargos
que le abrir韆n y los que no, al momento de someterse a la Justicia. El trabajo
de ocultar el crimen de la muerte de 羖varo G贸mez Hurtado no se discuti贸 entre
el funcionario y Henao, sino en un escenario tambi閚 de alto nivel.
     No comparto su
criterio de ocultar verdades para bien del pa韘, pero cambiando el tema 偶el ex
fiscal Alfonso G贸mez M閚dez dijo alguna vez que usted atentar韆 contra su
vida?
     Result贸 un
malentendido que el fiscal busc贸 aclarar con la Autodefensa a trav閟 de Max
Alberto Morales y coste艅os distinguidos que llevaron y trajeron los mensajes.
G贸mez M閚dez dec韆 a los emisarios: 揅uando entregue mi cargo Casta艅o me matar,
pero mientras tanto seguir cumpliendo con mi deber. Si Casta艅o derrotara al
臋Mono Jojoy艂 yo lo condecorar韆, pero se ha dedicado a asesinar civiles". Yo le
respond: 揢sted nunca ha sido objetivo militar nuestro, se encuentra lejos de
ser un guerrillero; en el fondo es un hombre de izquierda sensible socialmente,
no es un bandido".
     G贸mez M閚dez estuvo
atrapado en una sucia telara艅a, que no teji贸 y le impidi贸 obrar
equilibradamente, vi閚dose obligado y comprometido a impartir m醩 justicia de la
cuenta en algunos procesos. Por su exceso de justicia, sin justicia, lo critico.
蒷 es un abogado muy singular. Se mueve como los sacerdotes jesuitas que posan
de m醨tires pero viven como oligarcas y aunque G贸mez no lo sea, s vive como uno
de ellos.
     Casta艅o me propuso
salir de 臋La Cristalina艂 y continuar conversando en la choza, donde nos esperaba
el desayuno.
     En la mesa bebi贸 un
gran sorbo de caf, puso el pocillo vac韔 sobre la madera con un golpe seco, y
dijo:
     En esa 閜oca
sucedieron varios acontecimientos que el pa韘 a艣n no conoce. A ra韟 de lo que
divulgar nadie querr hablar conmigo por un tiempo largo. Yo particip en la
reuni贸n donde se esperaba provocar la ca韉a del presidente Ernesto Samper. Lo
que denunci贸 en esa 閜oca su gobierno fue la pura verdad.
     Todo comenz贸 con una
visita que me hizo el ex ministro 羖varo Leyva Dur醤 en compa艅韆 de su viejo
amigo Hern醤 G贸mez Hern醤dez. En el fondo son muy parecidos. A los dos les gusta
estar con 揇ios y el diablo", nunca s贸lo con Dios.
     Ese encuentro fue
sibilino y me record贸 las reuniones que en una 閜oca sostuve con el Grupo de los
Seis. Leyva fue directo y franco, me propuso lo siguiente:
     揅omandante Casta艅o
debemos comenzar zanjando odios entre la Autodefensa y la guerrilla porque si no
nunca cabremos en este pa韘. Pienso que podemos obtener tal fin por medio de una
antigua relaci贸n que poseo con las FARC en mi condici贸n de acad閙ico y que he
sostenido por el bien del pa韘. Podemos conformar un equipo donde quepamos las
FARC, la Autodefensa y un grupo de colombianos con ideas importantes. El
objetivo consistir韆 en reestructurar el Estado y pedirle al presidente que se
aparte como condici贸n para lograr la paz en Colombia; adem醩, entiendo que usted
tiene en su poder la prueba reina del caso jur韉ico del presidente Samper". Le
contest:
     Doctor Leyva, mi padre
sosten韆 que un presidente no se pod韆 caer y punto. Pero digamos que soy m醩
moderno que don Jes艣s Casta艅o. 偶Ad贸nde nos lleva su propuesta? Leyva descubri贸
el alma de encantador de serpientes que tiene y dijo:
     揕as FARC y las
Autodefensas declarar韆n de manera independiente un cese de hostilidades
prorrogable si se convoca una Asamblea Nacional Constituyente. El 艣nico
obst醕ulo para la paz ser韆 el presidente Samper y su gobierno desprestigiado".

     Acept la proposici贸n
por mi desprecio hacia Samper, como en su momento cualquier colombiano honesto
tuvo que sentir rabia contra 閘 al enterarse de que su campa艅a pol韙ica se
financi贸 con dineros del narcotr醘ico. Leyva hablaba de su f贸rmula como la 艣nica
salida para la paz del pa韘, cuando lo que se dio fue una gran conspiraci贸n
contra el presidente Samper. Despu閟 Leyva quiso negarlo pero fue un
conspirador. Consider dif韈il el que Leyva llevara a buen puerto su ideal pero
閘, sin embargo, hab韆 adelantado trabajo. Al segundo encuentro arrib贸 con el
actual ministro Juan Manuel Santos Calder贸n y su periodista Germ醤 Santamar韆,
el esmeraldero V韈tor Carranza, Hern醤 G贸mez y dos personas m醩. Ah se acord贸
que Leyva se reunir韆 con las FARC para que emitieran, desde el sur de Colombia,
el pronunciamiento sobre lo acordado. Yo ten韆 claro que de todos los presentes
el 艣nico hombre respetable para liderar la propuesta p艣blicamente era el se艅or
Juan Manuel Santos Calder贸n. 蒷 se enderez贸, nos mir贸 y creo que hasta ese
momento se dio cuenta de que estaba rodeado de bandidos.
     Juan Manuel Santos
Calder贸n acept贸 ser la carta de presentaci贸n y dijo: 揈sto permanecer en
privado inicialmente, luego se publicar". La reuni贸n se disolvi贸 y se convoc贸
otra en quince d韆s donde Leyva coment贸 resuelto: 揝e艅ores, la paz de Colombia
la tenemos de un cacho, pero, antes que nada, d閖enme decirles que yo vengo es
por Ernesto Samper".
     Interrump de nuevo a
Leyva y le dije: 揝i se cae el presidente Samper 偶a qui閚 montamos? 偶Qui閚 lo
remplazar? 偶Qu tan largo ser el vac韔 de poder?"
     Leyva respondi贸: 揈l
d韆 que se publiquen los comunicados de las FARC y las Autodefensas, Juan Manuel
Santos Calder贸n solicitar que el presidente se aparte de su cargo. Los grupos
armados expresaran su voluntad de que el doctor Santos lidere el proceso de paz
y adelante la Asamblea Constituyente".
     Eso lo colocaba casi de
presidente. 膭Qu tal la conspiraci贸n! A m no me disgustaba la idea. Cre韆 y a艣n
creo en la honestidad y buenas intenciones de Juan Manuel Santos Calder贸n. D韆s
despu閟, me reun de nuevo con 羖varo Leyva para ultimar detalles. 蒷 tra韆 el
mensaje de la guerrilla, lo 艣nico que faltaba. 揕as FARC dicen que se ratifican
en lo pactado", asegur贸 Leyva.
     Por primera vez cre
que dar韆 resultado. Recuerdo que en una reuni贸n, V韈tor Carranza pregunt贸: 撆糦
el ELN qu?".
     Leyva le contest贸: 揈so
no es problema, de ellos se encargan las FARC".
     Previo al
pronunciamiento de las FARC, la Autodefensa y Juan Manuel Santos Calder贸n, el
ministro Horacio Serpa devel贸 el plan y en los medios de comunicaci贸n se comenz贸
a hablar de una conspiraci贸n contra el Gobierno. El comisionado de paz, Jos No
R韔s, cit贸 a una rueda de prensa en Armenia y denunci贸 la conspiraci贸n: 揘o es
l韈ito ni 閠ico utilizar la paz con fines maliciosos y malintencionados".
     羖varo Leyva,
desesperado, llam贸 a un contacto que a su vez me dijo: 撃凩ance el
comunicado!"
     Y yo preguntaba:
撆糄贸nde est el de las FARC?"
     Al fin se pronunci贸 las
FARC pero emiti贸 un l醤guido comunicado entregado por un frente guerrillero
an贸nimo en Popay醤. Yo me desilusion porque imaginaba la intervenci贸n de
臋Marulanda艂, 臋Alfonso Cano艂 y 臋Ra艣l Reyes艂.
     Minutos m醩 tarde
publiqu un comunicado igual de intrascendente al de la guerrilla, encomend a
unos negritos Ibarg黣n de la Autodefensa en Quibd贸 para lanzarlo.
     S贸lo cumpli贸 con lo
acordado Juan Manuel Santos Calder贸n jug醤dosela toda en una rueda de prensa en
la que utiliz贸 las mismas palabras de Leyva: 揚residente, la paz est de un
cacho, 膭ap醨tese!". Horas m醩 tarde el pobre Juan Manuel Santos estaba
ridiculizado y s贸lo.
     El trabajo de dos meses
se desmoronaba, y yo esperanzado en acabar f醕il con esta guerra. Pens que nos
dar韆mos la mano con las FARC y el ELN se sumar韆 a esta propuesta. Luego
participar韆mos todos en la reconstrucci贸n de este pa韘. Pero no. He
reflexionado sobre lo que ocurri贸 y creo que las Farc nos dejaron colgados a
todos.
     偶Volvi贸 a hablar usted
con Alvaro Leyva?
     S, con 閘 hubo otra
reuni贸n en la que me dijo que el 揚lan de paz", como llamaba 閘 la conspiraci贸n,
fracas贸. Recuerdo que Leyva exclam贸: 撃凧am醩 permitir que me vean como
conspirador"
     Creo que pasamos muy
r醦ido por los protagonistas de esos encuentros le dije a Casta艅o. 偶Qu buscaba
cada uno de los asistentes a esa reuni贸n incluy閚dolo a usted?
     Resultaba claro que
Leyva deseaba tumbar al presidente Samper como fuera; Juan Manuel Santos
Calder贸n esperaba jugar un papel determinante en el inicio y desarrollo de las
conversaciones con las FARC y las Autodefensas. Carranza buscaba ser de alguna
forma intermediario y pescar en r韔 revuelto. Yo era un imb閏il convencido de
las intenciones altruistas que en un principio motivaron la conspiraci贸n.
Casta艅o
apoy贸 sus dos manos sobre la mesa y se puso de pie: 偶Tiene su morral listo?
pregunt贸
     S exclam.
     膭Entonces nos vamos
ya!
 


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