19 La derrota del Eln




La derrota del Eln




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XIX
 
LA
DERROTA DEL ELN
 
 
 
 
 
 
     Al alejarnos de
la parte más alta de la serranía, aproximándonos al plan, verá los pequeÅ„os
cerros aledaÅ„os sembrados en su mayoría de cultivos ilícitos.
     Al acercarnos a la
finca donde nos esperaba el comandante de la Autodefensa del Sur de Bolívar, el
panorama aparecía impresionante. Se divisaban los sembrados de coca pintados de
verde intenso casi fosforescente. Cada sembrado lucía, desde el aire, como un
cuadrado imperfecto trazado por un niÅ„o de kínder.
     Minutos más tarde
aterrizamos y cerca al helicóptero nos esperaba el comandante Julián, un hombre
alto, mono y de ojos verdes. Si no es porque en Antioquia y en los departamentos
del Viejo Caldas es comśn encontrar personas de tez blanca y ojos claros,
pensaría que era un extranjero vestido de camuflado.
     CastaÅ„o me lo presentó
con el protocolo acostumbrado y de prisa, como huyéndole al sol canicular.
Caminamos hacia la sombra de un árbol frutal donde nos habían preparado una
sencilla mesa de plástico.
     Sentados, Julián le
hizo un obsequio a Castańo:
     Comandante, le tengo
este detalle, un escudo de las Autodefensas.
     A simple vista no tenía
nada de especial. Era un pequeÅ„o rectángulo con las letras AUC en altorrelieve,
parecía de oro. CastaÅ„o lo miró pensando quizá que se parecía al de su sombrero.
Pero de pronto exclamó:
     Ä„Está hecho con el oro
de las minas que le quitamos al ELN en la serranía!
     Julián sonrió. Le pedí
que me lo dejara ver y, en efecto, las iniciales de las AUC se apreciaban hechas
a mano y labradas por orfebres de la mina.
     Luego, sin más
preámbulos, CastaÅ„o retomó la historia:
     La guerra en el Sur de
Bolívar la ganó el comandante Julián, sin incursiones con objetivos mÅ›ltiples
que llaman “masacres". No sé cómo hizo pero no ejecutó a muchos enemigos. Logró
que ellos rápidamente cambiaran de bando. La Å›ltima vez que lo visité aquí,
contamos 170 patrulleros de la Autodefensa desertores de la guerrilla. Se
escaparon de tres frentes de ELN: Ä™José Solano SepÅ›lvedaÅ‚, Ä™CompaÅ„ía Héroes de
Santa Rosał y la ęMariscal Sucreł.
     La llegada de la
Autodefensa no ocurrió violentamente, porque en esta región la gran mayoría de
los civiles que colaboraban con el ELN se volteó muy rápido. Los campesinos se
sentían asfixiados por la guerrilla y no soportaba más la presión de la
subversión.
     CastaÅ„o se detuvo como
invitando al comandante del Sur de Bolívar a hacer algÅ›n comentario, y Julián
dijo:
     “Hay que reconocer la
colaboración de los civiles que encontramos en el camino. Nos ayudaron a avanzar
militarmente para tomarnos el cerro de Burgos, Simití y otras poblaciones,
ampliando el control de la Autodefensa en la zona, casi sin resistencia de la
guerrilla".
     Entró en la
conversación Gustavo, segundo comandante de la Autodefensa en del Sur de
Bolívar. Había permanecido callado desde nuestra llegada:
     “Cuando entramos en la
región, la gente reaccionaba aterrorizada. Muchos corrían despavoridos al
vernos, unos se tiraban al río y otros huían hacia la ciénaga. Logramos reunir a
la gente y le dijimos que la Autodefensa no era como se la había pintado la
guerrilla. Pensaban que les cortaríamos la cabeza con motosierras y todos
morirían con nuestra sola presencia."
     De nuevo intervino
Julián:
     Nosotros tuvimos una
estrategia distinta con los campesinos. Les ayudamos en lo que necesitaron y
respondieron con su apoyo. Sin los civiles nunca hubiéramos impedido el despeje
que el gobierno de Pastrana quiso otorgarle al ELN para que recuperara la
zona.
     Entonces habló
Castańo:
     El ELN también perdió
el control de la zona con esa rapidez, a raíz de la condonación de la deuda que
tenían los campesinos con la guerrilla. Al llegar la Autodefensa, reuní a los
cultivadores de coca de la región y les dije: “Por favor, se organizan y por
cada vereda se presenta un delegado para una reunión importante".
     A la cita asistieron
unos sesenta representantes. SegÅ›n las cuentas le debían al ELN más de cinco mil
millones de pesos. La guerrilla los había prestado para sembrar los cultivos
ilícitos.
     En la zona obraba un
comandante subversivo con el alias de Ä™GallegoÅ‚, al que conocían por “el gerente
del Banco Agrario".
     Aproveché la situación
y les dije a todos: “SeÅ„ores, el les dicen a todos los campesinos de la región
que la deuda ha quedado condonada".
     La gente hizo tremenda
algarabía y festejó varios días. Entérese, que tampoco todo es color de rosa y
que el campesino no nos quiere porque sí...
     żPero se presentó otro
combate fuerte con el ELN? le pregunté a CastaÅ„o.
     No seÅ„or, como le dije
antes: contactos leves. Los hombres del ELN no se encontraban preparados para el
combate; muchos guerrilleros no estaban bien entrenados. Desde el punto de vista
militar, el ELN era un mito, y su poder, sólo terrorismo.
     Además, la mayoría de
los grandes golpes militares que la Autodefensa le ha propinado fue con sus ex
combatientes, algo fatal para cualquier organización.
     Cuando estos
guerrilleros de relleno sintieron la presión de la Autodefensa, las deserciones
de subversivos en la zona rural fueron masivas. Esto no se daba con frecuencia
cuando los perseguía el Ejército porque al llegar la fuerza pÅ›blica, sólo
encontraba campesinos que encaletaban sus fusiles. Pero cuando llegábamos los de
la Autodefensa, entrábamos con información y les preguntábamos por los fusiles;
ellos, asustados, nos decían dónde lo tenían.
     A Barrancabermeja lo
llamaban el pueblo rebelde de Colombia, y hoy es el pueblo rebelde. Hoy lo es
pero contra los que los dominaron. La historia de la entrada de la Autodefensa
allí se la cuenta Julián.
     Un día se me acercó y
me dijo: “Comandante CastaÅ„o, déjeme trazar mi estrategia para recuperar la
cuidad".
     Yo sonreí, incrédulo al
principio, pero lo autoricé para ver qué sucedía. En cuestión de un aÅ„o, más de
la mitad de la población apoyaba a la Autodefensa que había recuperado la
mayoría de los barrios de la periferia.
     Cuéntele al periodista
cómo lo hizo, Julián, pues fue obra suya.
     Comenzó recordando a
Camilo Morantes:
     En Barranca operaba la
Autodefensa de Camilo Morantes, quien fue dado de baja por orden del Estado
Mayor después de cometer repetidos abusos. Él ejecutaba de manera indiscriminada
a todo lo que le olía a guerrilla, una estrategia equivocada y más en una cuidad
donde están todas las ONG de izquierda que existen; además, allí también
permanecen las autoridades: la Policía, la Dijín, el Das, la Fiscalía, la Sijín,
el Ejército. Es muy difícil moverse.
     Me parecía increíble
que los barrios de Barranca estuvieran llenos de guerrilleros. La gente le
ayudaba a los milicianos de la subversión por obligación. A esas personas
necesitábamos protegerla y ponerla de nuestro lado.
     La mejor forma de
ganarle terreno a la subversión consistía en incursionar cuadra por cuadra y
ganarnos a la gente, asfixiada por la extorsión. Comenzamos por la Comuna Dos,
el comercio de la ciudad.
     La gente allí era
“vacunada" por todos los lados. A unos les pedía dinero el ELN y a otros las
milicias de las FARC. En algunos casos los extorsionaban ambos grupos
subversivos o un grupo de delincuencia comÅ›n que aparecía. Ä„La gente ya no
aguantaba más!
     En esa época nadie
visitaba a Barranca. Los hoteles permanecían solos y al comerciante que no
pagaba la extorsión lo mataban.
     Avanzábamos poco a
poco, pero con información exacta comenzamos a dar de baja a los que manejaban
los negocios de la guerrilla y “vacunaban" a los comerciantes.
     El nivel de penetración
de la guerrilla era tan fuerte que muchos de los negocios eran propiedad de la
subversión y la gente era obligada a manejarle el dinero.
     Pero esa primera lucha
por controlar la cuidad no se logró tan fácil como se lo cuento. La Autodefensa
también sufrió bajas. La recuperación del comercio fue una época de pistoleo de
lado y lado, los milicianos de la guerrilla también se defendieron.
     żCuántos milicianos de
la subversión murieron en Barrancabermeja? le pregunté a Julián.
     No sostendré que en
Barranca no ejecutamos militantes de la guerrilla contestó Julián. La verdad,
murieron muchos.
     żPero cuántos
ejecutaron ustedes? insistí.
     Entonces interrumpió
Castańo para dar una cifra:
     Si quiere saber
cuántos muertos hubo para recuperar Barranca, le diré la cifra total: cerca de
cien milicianos de la guerrilla fueron ejecutados por las AUC.
     Otra vez reinó el
silencio por algunos segundos y Julián retomó la conversación:
     Estas ejecuciones se
produjeron periódicamente para evitar generar temor en las comunidades. De a dos
o tres ejecuciones cada semana. A la fija. Los que de verdad eran
subversivos.
     Así obtuvimos la
confianza y la credibilidad de la gente buena. Luego recuperamos los barrios
nororientales, cuadra a cuadra también. Allá la guerra urbana entre la
Autodefensa y la guerrilla se llevó a cabo con fusil, truflay y granadas de 45
milímetros. Se armaron tremendos combates en pleno barrio, hasta expulsar a los
milicianos de sus casas.
     En los barrios de
Barranca se vivió una clásica guerra de guerrillas, pues nosotros trabajábamos
como lo hace la subversión. Nos infiltrábamos entre la gente y pasábamos como
población civil, sobre todo, ante las autoridades. Escondíamos nuestros fusiles
en las casas y los sacábamos a los enfrentamientos con milicianos del ELN, que
hacían lo mismo.
     żPor qué les importaba
tanto Barrancabermeja?
     Este municipio es el
puerto petrolero más grande del país; el carburador de Colombia. Ecopetrol, la
empresa petrolera del Estado, tiene un sindicato, la USO, que durante mucho
tiempo fue infiltrado por la guerrilla del ELN. Cuando los subversivos querían
paralizar el país, el sindicato organizaba un paro dejando a Colombia sin
combustible, en sólo 48 horas.
     Desde que la
Autodefensa controla la zona no se ha realizado ningśn paro significativo. Lo
han intentado pero la gente de la región ya no le cree a paros sin una razón
lógica.
     En esta ciudad de más
de trescientos mil habitantes, la guerrilla contaba con una infraestructura de
logística: fábricas de camuflados, material de intendencia, centros de
reclutamiento y escuelas de instrucción teórica en manejo de explosivos.
     Ä„En Barranca mandaba
el ELN y en dos ańos todo cambió!
     Le di un giro a la
conversación buscando profundizar sobre el ELN, y Castańo dijo:
     Pienso que la
guerrilla tuvo un origen sano y pleno de buenas intenciones. Sin embargo, cuando
cualquier organización irregular, incluyendo la Autodefensa y la guerrilla, se
extiende en el tiempo, simplemente se degrada. Este tipo de movimientos se
tornan en cacicazgos corruptos, que transan hasta para llegar a ocupar un cargo
en el Estado Mayor de la Autodefensa o en el COCE del ELN o en el secretariado
de las FARC. Poco a poco se va creando una mafia y con la que se convive. Entra
el dinero en grandes cantidades y de ahí en adelante se convierte en un modus
vivendi para combatientes y comandantes.
     El cincuenta por ciento
de los integrantes de las AUC toman la guerra como una forma de vida. Juzgue
usted cuánto dinero gana la guerrilla y se podrá imaginar qué tan grave se ha
tornado el conflicto. No niego que en la subversión hay algunos revolucionarios
de verdad, como en las AUC existen antisubvesivos de corazón. Pero tenemos
comandantes muy ricos, y sólo les interesa el dinero.
     żQué guerrilleros del
ELN, que haya conocido, lo han impactado?
     Algunos me han
impactado para mal, hombres tan importantes para ellos como ęBaironł, el
comandante del frente Carlos Alirio Buitrago, a quién capturamos en Antioquia y
después fue canjeado por un grupo de secuestrados, entre ellos un muy buen
amigo.
     Cuando solté a Bairon,
le regalé un reloj Guchi y le dije a Mancuso. “żPor qué peleo con gente tan
ignorante como ésta?"
     Me contestó algo sabio:
“Mucho cuidado que esa es la que lo mata a uno".
     También he conocido
gente brillante, como el comandante Ä™EstebanÅ‚. Lamenté sinceramente su muerte,
pues era el tipo de personas que le hubiera servido mucho al país para el
postconflicto.
     Una vez el comandante
Ä™CorazónÅ‚, quién había sido el segundo hombre de la CompaÅ„ía Anorí del ELN y que
después se unió a las filas de la Autodefensa, me llamó y me dijo: “Comandante
Castańo, acabo de capturar a un hombre que en la śltima conferencia nacional del
ELN, a la que asistí, fue nominado para ser miembro del comando central". Aquel
hombre era Ä™EstebanÅ‚, uno de los comandantes políticos más importantes del ELN.
Permaneció en mi poder durante cinco meses, tiempo en el que aprendí de él y su
movimiento subversivo; era una persona muy inteligente.
     Gracias a el me ahorré
muchas conferencias. Claro que durante los primeros días de la captura no
resultó fácil tratarlo. Su actitud fue más abierta desde el día en el que detuve
la camioneta en la que íbamos y le propuse: “Ä„Vamos a hacer algo! A través de
usted, buscaremos la forma de llegar a un acuerdo con el comando central del ELN
para ver si por fin acabamos con esta guerra".
     żY qué pasó? le
pregunté a CastaÅ„o.
     Desde su cautiverio,
Ä™EstebanÅ‚ habló varias veces con Ä™Antonio GarcíaÅ‚, pero al final no se pudo
hacer nada. Y le digo una cosa, periodista: si por el comandante ęGabinoł fuera,
la paz entre el ELN, el Gobierno y la Autodefensa se hace en ocho días. El
problema en ese grupo guerrillero es Ä™Antonio GarcíaÅ‚, el más radical y duro de
los subversivos.
     A causa del gran nÅ›mero
de hombres del ELN que he capturado y conocido, me atrevo a decir que conozco a
este grupo como cualquiera de sus fundadores. Las conversaciones con ęEstebanł
me permitieron percibir que esta guerrilla no aguantaría una arremetida de la
Autodefensa en todo Colombia, como finalmente sucedió.
     Él evidenciaba las
enormes diferencias entre los comandantes: unos desesperados por negociar, otros
tratando de conseguir territorios para posicionarse y Ä™GarcíaÅ‚ con su visión
radical.
     żY qué le pasó a
Ä™EstebanÅ‚? le pregunté de nuevo.
     żRecuerda el día en
que las FARC atacaron con setecientos guerrilleros a Tolobá, mi campamento en el
Nudo del Paramillo, cuando Mancuso me rescató en helicóptero? Bueno, ahí murió
Ä™EstebanÅ‚. De los guardias que escoltaban al comandante del ELN y protegían la
casa de Tolobá sólo sobrevivieron Buelvas y otro patrullero.
     Sobre la mesa del
comedor de aquella casa falleció ęEstebanł de un tiro de fusil. Los subversivos
de las FARC lo encontraron muerto y lo confundieron conmigo. Como vestía con mi
ropa informal, el Ä™Negro TomásÅ‚ y el Ä™MantecoÅ‚ se apresuraron a reivindicar mi
muerte. Por radioteléfono decían: “CastaÅ„o está muerto".
     Luego se llevaron el
cuerpo como se transporta a un enemigo: lo desnudaron y después lo colgaron de
un palo, lo amarraron de pies y manos, Ä„como si me hubieran llevado a mí!
     Cuando llegaron al
Cerro de la Burra, los esperaban los comandantes guerrilleros ęSalomónł y
Ä™JacoboÅ‚, quienes, al verlo, confirmaron que se había dado una falsa noticia.
Esto aminoró el triunfo guerrillero, que había sido meterse a mi campamento.

     żCómo ve hoy al ELN?
le pregunté a CastaÅ„o.
     Esta guerrilla se está
desintegrando paulatinamente y sus reductos se han disgregado; a sus
guerrilleros sólo los une la necesidad de sobrevivir. En el transcurso del ańo
2001, doscientos de sus miembros se han entregado a las AUC. Muchos siguen
desertando, dejan la guerra y se van para otros lugares. También las FARC han
absorbido varios de sus frentes y han acabado militarmente con otros.
     El ELN pierde
territorio a diario ante la Autodefensa y sus comandantes se ven obligados a
permanecer en el exterior, porque en Colombia ya no controlan territorios que
les brinden seguridad. Este grupo guerrillero va por el mismo camino del M-19 y
del EPL. Su debilidad lo obliga a negociar con sensatez, razón por la cual el
Gobierno de turno debe atenderlos, pero sin dejarse engańar. No se puede
permitir que se oxigenen, porque a los sinvergüenzas les vuelve el
arribismo.
     Hicimos una pausa para
almorzar y después CastaÅ„o se fue a otra finca con su novia. Ya el tema del
libro no le simpatizaba mucho a Kenía, pues el poco tiempo libre que le quedaba
a CastaÅ„o, lo invertía en largas conversaciones conmigo. Además, el matrimonio
se acercaba. Hoy era 6 de mayo y la boda sería el 15. Me quedé con los
comandantes Ä™JuliánÅ‚ y Ä™GustavoÅ‚, recorrí con ellos la región, visitando cada
uno de los sitios donde ocurrieron los primeros y śnicos enfrentamientos entre
la Autodefensa y el ELN. En la noche me condujeron hasta el corregimiento de San
Blas, donde conocí otra faceta de la guerra; un pequeÅ„o hospital de la
Autodefensa, lleno de combatientes heridos y rostros de tristeza.
 


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